Nos hospedamos en Hospedería El Seminario; Plaza Pérez Prado, 2; Telf. 978 619 970

Nos levantamos a la misma a la misma hora de cada mañana y después de desayunar en el hostal nos fuimos a dar un paseo matinal por Albarracín, había amanecido un día soleado que nos permitió disfrutar de su particular arquitectura, calles y panorámicas.

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Tras el paseo matinal preparamos las bicis y salimos de Albarracín cruzando el río Guadalaviar en la salida para atravesar el Arrabal de Santa Bárbara, desde dónde se inicia la subida por carretera a los Pinares del Rodeno.
A la altura del PK4 en el cruce con el Camino de Cancantajo, hacemos una parada turística para visitar los abrigos con pinturas rupestres de la zona.

Continuamos por el Rodeno dónde, sobre nuestras cabezas a la derecha, observamos las paredes rojizas redondeadas “muelas” formando figuras singulares en las que se incrustan los pinares y, por debajo a nuestra izquierda, una extraordinaria panorámica serrana cubierta de bosques de pinos, sabinas, arces y robles, intercalados de verdes prados y árboles de ribera.
Después de 7 km por este entorno bajamos al barranco del valle, ignoramos el desvió de la izquierda y continuamos 2 km más hasta el Centro de Interpretación de Donarque.

Nos encontramos de frente con la carretera A-1513 que por la izquierda nos llevaría a Bezas. Aquí el grupo se divide, Manolo, Antonio Sánchez y Susana se van a la izquierda por la carretera hasta Bezas y El Campillo dónde nos esperarán. El resto del grupo coge la carretera a la derecha durante unos 50 mt e inmediatamente a la izquierda la pista de Donarque al Collado de Las Tabernillas, a los 1,8 km nos encontramos el cruce con la pista a Peña La Cruz, seguimos de frente, 670 mt después abandonamos la pista principal y nos vamos por la izquierda por la pista De Los Serranos hacia el barranco de La Laguna y 3 km después llegamos a la laguna de Bezas, cuyo entorno es un placer para la vista y el oído; un intenso croac de ranas surge de la charca, al fondo un caserío que se refleja sobre el agua y todo ello en un valle verde rodeado de pinares.

Tras descansar un poco en tan bucólico lugar y comernos unas barritas continuamos por la pista de Los Serranos, a poco menos de 1 km se abre en tres, nosotros nos vamos por el ramal de la derecha por el camino de la Laguna y en 2,7 km llegamos a Las Casillas y en 2,4 km nos encontramos de nuevo con la carretera A-1513 a la altura del PK14, desde aquí decidimos continuar por la carretera 2,2 km más hasta llegar al pueblo El Campillo dónde nos esperan los tres adelantados tomando el sol en el bar que hay enfrente de la iglesia del pueblo, aunque Susana no se encuentra bien y parece que tiene fiebre. Sorprendentemente en aquel bar tenían cerveza Alhambra 1925, y decimos tenían porque acabamos con todas las existencias acompañadas de buenas tapas y unas almendras especiales que se pelaban como los pistachos.

Después del avituallamiento continuamos ya todos juntos por carretera en dirección Teruel, en unos 7 km llegamos a San Blas, cruzamos el río Guadalaviar y a unos 150 mt del puente cogemos una pista por la derecha que durante 5,5 km nos lleva entre huertos y alamedas paralelos al río hasta la entrada de Teruel. Pasamos por debajo de la N-234 y subimos a Teruel hasta llegar a la plaza del Torico.

Susana cada vez está peor así que nos vamos para el hotel/seminario, es temprano y tenemos tiempo para ducharnos cambiarnos y darnos un homenaje en un restaurante cercano a la plaza del Torico, compramos algo de comida para llevarle a Susana que se ha quedado en la cama y regresamos al hotel para echar una siesta. Después nos quedó toda la tarde para disfrutar del Mudéjar Turolense; en el interior de la Torre de San Salvador pudimos disfrutar de una exposición del Mudéjar con proyección cinematográfica incluida y de las magníficas vistas que se divisan desde su campanario sobre toda la ciudad y la Sierra del Javalambre.

Después paseo por la pequeña y encantadora ciudad (Catedral, San Pedro el Acueducto, etc.). Susana que se había quedado en la cama tuvo visita médica que le recomendó descanso, así que después de cenar nos fuimos a visitar la estación de tren y la de autobuses para estudiar posibles combinaciones de desplazamiento desde Teruel a Segorbe, para Susana para el día siguiente.

Situado al sureste de la Sierra de Albarracín se esconde uno de los conjuntos paisajísticos y culturales más sorprendentes de Aragón: el Rodeno de Albarracín. Este singular paraje, formado por pinares sobre piedras rodenas rojas fue ocupado por el hombre prehistórico, conservándose importantes muestras del arte rupestre levantino en alguno de los 12 abrigos de la zona. Este conjunto de abrigos es uno de los más importantes de España, todos ellos con gran variedad de figuras y estilos. Destacan el abrigo de los Toricos del Prado del Nevazo, abrigo de Lázaro, abrigo de la Fuente del Cabrerizo y abrigo de la Cocinilla del Obispo, entre otros. Desde 1995 este espacio se encuentra protegido. Una vez arriba, nos moveremos entre los 1300/1400 mts de altitud durante unos pocos kms disfrutando de las extraordinarias panorámicas, para luego bajar hasta el Centro de Interpretación de Donarque. Después un poco de subida para alcanzar la laguna de Bezas. A partir de aquí abandonamos el maravilloso entorno de la Sierra de Albarracín por la población de El Campillo, después unos kms de toboganes para iniciar la bajada a la población de San Blas, desde dónde pedalearemos entre huertos y alamedas por la orilla del Guadalaviar/Turia hasta Teruel.

Teruel ocupa totalmente una aislada meseta, bastante elevada y delimitada por laderas relativamente escarpadas, a la cual se asciende por pronunciadas rampas, hoy carreteras, y puentes de los últimos tiempos, sin faltar al célebre Acueducto de los Arcos del siglo XVI, que ejercía la doble función de traída de agua, desde la Peña del Macho, y viaducto que facilitaba la comunicación de los Arrabales con la ciudad. Bordeada por el río Turia, antes Guadalaviar, deja ver por cualquiera de sus frentes un paisaje acorde con su personalidad, variada y peculiar. Aun cuando los orígenes del poblamiento de las vegas turolenses se remontan a época prerromana, las primeras referencias a Teruel se encuentran en las crónicas musulmanas de época califal, cuya denominación en aquel momento era "Tirwal".

La fundación de la ciudad fue en el verano de 1171, con el fin de organizar las fronteras en torno al Reino de Aragón. Desde su fundación convivieron de forma pacífica mudéjares y cristianos bajo el amparo del Fuero de Teruel. Prueba de ello, han llegado a nuestros días las manifestaciones más bellas de arte mudéjar, reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
El Modernismo en la Ciudad de Teruel se va a dar como un hecho singular bien diferenciado en Aragón. La aparición de la burguesía con gran poder económico en el siglo XIX, la entrada en escena arquitectónica turolense de Pablo Monguió, y la existencia en Teruel de unos artesanos de gran valía durante este periodo, son los tres factores que van a conseguir que se dé esta expresión artística de manera tan singularizada. Pablo Monguió trabajó en Teruel desde 1897 hasta aproximadamente 1923 y su obra tan significativa en la ciudad adquiere su plenitud en tres edificios tradicionalmente denominados "Casa Ferrán", "La Madrileña", y "El Torico" construidos entre 1910 y 1912. Durante la posguerra, tuvo que llevarse a cabo una intensa labor reconstructora, debido a la destrucción sufrida durante la Guerra Civil. Consecuencia de ello, aparece en Teruel la denominada arquitectura franquista. Se va a dar, sobre todo, en edificios públicos civiles como la Casa de la Cultura y el edificio de Abastos en la zona del Ensanche.

Los Amantes de Teruel forman parte de la historia y la cultura de la ciudad. En los primeros años del siglo XIII, allá por 1217, vivieron en la ciudad de Teruel Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura y su historia fue la de un gran amor imposible en vida, causa de la muerte de ambos. Actualmente, sus restos reposan en una capilla aneja a la iglesia de San Pedro bajo un espléndido mausoleo de alabastro, las bellísimas figuras de Isabel y Diego reposan con sus restos. Esta escultura simboliza toda la poesía y la grandeza de su amor.