El clima había mejorado, la etapa había sido intensa pero nos había cundido, todavía antes de ducharnos y cambiarnos, algunos aprovecharon para dedicarle una atención a las bicis en una gasolinera (lavado secado y engrase). Susana encontró un taller realmente de bicis dónde al fin pudieron repararla de verdad, los pelos como escarpias se le pusieron al mecánico cuando vio en que condiciones se había hecho 300 km. Todavía nos quedo tiempo para pasear y disfrutar de la arquitectura monumental de Molina antes de la cena, después un digestivo, gin-tonic y a la cama.







evitar las jorobas de camello que dibujaba la ruta sobre el mapa, Jorge se adelanta para observar el desvío pero cuando se quiere dar cuenta ya están todos en la bocana del desvío así que adelante, sin embargo se trata de un sendero que cada vez se cierra más dificultando sobremanera el avance, así que marcha atrás y a pedalear por las jorobas del camello de la CM-2015.
Recorremos unos 3 km por la carretera con una pendiente suave y entre los puntos kilométricos 79 y 80 cogemos por la derecha una pista ancha hacia Torete.
La pista va picando hacia abajo y el grupo inevitablemente se estira, en 3 km nos encontramos con una encrucijada y dejamos la pista de Torete para coger la de la izquierda, Marisol y Martín que se habían quedado rezagados siguen derechos, afortunadamente y gracias a la experiencia de campo de Martín se dan cuenta del error y regresan y toman la pista buena, el grupo ya se había percatado de su falta y se habían parado para esperarlos o buscarlos.
De nuevo todos juntos la pista se lanza hacia abajo por el barranco de Valdebueyes para desembocar en la carretera del cañón del Río Gallo (GU-958) a la altura del P.K.15.
Cogemos la carretera a la izquierda hasta la ermita de la Virgen de la Hoz, son 4 km realmente preciosos, asfalto con poco trafico, por la orilla del río, con extraordinaria vegetación y emparedados en el cañón cuyas rocas dibujan caprichosas figuras redondeadas dibujadas por la erosión del agua. La ermita de la Virgen de la Hoz es visita obligada en tan bucólico paraje.
Buscando un sitio dónde echar unas birras dejamos atrás primero la ermita y después el propio cañón para acercarnos a Ventosa dónde desafortunadamente no encontramos ningún sitio dónde repostar, así que resignados y con tranquilidad recorremos los últimos 10 pestosos km de la estupenda etapa hasta llegar a Molina de Aragón.
La cerveza se había hecho de rogar, pero en el bar que hay justo debajo del hostal que nos hospedamos nos recompensaron con la mejor cerveza del viaje acompañada de cortezas y tortilla española, un placer para nuestros cuerpos cansados.
Nos hospedamos en Hostal S. Francisco; Telf. 949 832 714.
abren paso entre algunos restos de sus mayores carbonizados a consecuencia del incendio.
De nuevo nuestros dos adelantados deciden continuar para ir haciendo camino, en unos 6 km de sube y baja nos encontramos por la izquierda el desvío que en bajada nos aterriza en el bonito pueblo de Cobeta, dónde nos esperan Antonio Sánchez y Manolo reponiendo energías e hidratándose con unas birras.
Las lluvias parecen que nos quieren dar un descanso pues es el primer día que no se vislumbra tormenta, así que tras una relajante parada en Cobeta salimos del pueblo para adentrarnos en lo zona del Alto Tajo. La salida de Cobeta es un rampón que obliga a algunos a echar pie a tierra, después sigue subiendo más suavemente para dejarnos caer a la vaguada del Río Arandilla. Justo en el fondo de la vaguada sale una pista paralela al río que lleva a la Ermita de Montesinos, nosotros continuamos por la derecha saliendo de aquel “pozo” por otro rampón con tramos del 12%, después la pendiente se suaviza un poco pero sigue subiendo durante casi 3 km, en la cuesta nos adelanta el todo terreno de los guardas forestales dándonos gritos de ánimo, Marisol ya no respeta ni a los “capos” del grupo y corona en cabeza el coll. Una vez arriba, entre bosques de pino mediterráneo, de nuevo reagrupamiento y continuamos hasta encontrarnos, a 6 km de Cobeta, con la carretera CM-2015. Nos paramos en el cruce para decidir si tomamos el recorte que los guías habían preparado para

Tenemos por delante otra etapa con más de 90 km así que a las 8 h estamos desayunando y media hora más tarde arranca la comitiva por la N-II en dirección estación de RENFE y a su altura cogemos a la izquierda la carretera a Salinas de Medinaceli SO-411 que pasa por debajo de las vías del tren y la autopista.

A poco más de 1 km cogemos una pista a la derecha que va a Salinas; las lluvias recientes de nuevo provocan incertidumbres en cuanto al estado de las pistas y el grupo decide dividirse, unos continúan por el asfalto y los más osados se atreven con la pista que cruza el Arroyo del Padrejón, tras cruzar atraviesa Salinas y continua unos kms paralela al arroyo y a la carretera. Poco antes de Arbujuelo la pista cruza de nuevo el arroyo para entrar en la población por asfalto, nos refrescamos en su singular fuente de piedra sembrada de hierbuena.
Salimos del pueblo de nuevo por una buena pista en excelente estado pegados al arroyo, la pista se empina durante unos 2 kms para subir un precioso valle desde lo alto del cual disfrutamos de una espectacular panorámica del valle con la colina de Medinaceli al fondo.
La pista baja para encontrase de nuevo con la carretera SO-411, la cogemos por la derecha para en unos 150 mts pasar por debajo de la vías del AVE y coger una pista asfaltada que sale por la izquierda siguiendo el barranco del Val en dirección Ures de Molina. Salimos del pueblo por la derecha por una pista paralela al Rió Blanco, la pista tiene algunos tramos dificultosos embarrados y con charcos pero salvables, para después desembocar en una carretera que por la derecha nos introduce en Layna, dónde recuperamos la SO-411 y al resto del grupo que nos está esperando, excepto Manolo y Antonio Sánchez que aprovechan siempre que pueden para ir adelantando camino.
Durante unos 6 kms la carretera va subiendo poco a poco con las aspas de unos molinos en el horizonte que nos anuncian la presencia del rey Eolo, tan beneficiosa de cara a la obtención de energía renovable pero muy perjudicial para la “cara” de los ciclistas. Nos encontramos de frente con la N-211 a la altura del punto kilométrico 18 dónde nos esperan nuestros adelantados, cogemos la N-211 por la derecha de cara al viento durante poco más de 1 km para después girar a izquierda por la carretera GU-947, ya en la provincia de Gaudalajara, con dirección a Luzón a dónde llegamos en 3 kms, cruzamos el Río Tajuña y bordeamos el pueblo por la izquierda. Después de Luzón en pocos más de 5 kms alcanzamos la población de Ciruelos del Pinar, dónde no podemos evitar la tentación de fotografiar la bella placita con la pequeña iglesia cubierta de yedra.
Salimos de Ciruelos por una pista en subida, para en menos de 1 km encontrarnos con la GU-951 que nos viene por la derecha, continuamos por la carretera durante unos 2 kms para encontrarnos de frente con la GU-944/CM-2113 que cogemos por la derecha. Después unos pequeños toboganes y una espectacular bajada por asfalto sin tráfico nos acercan al Campamento de la Dehesa de Solanillos y termina en el barranco del Hornillo. Después de la bajada hacemos una parada de reagrupamiento y un ligero avituallamiento dando cuenta de las pastas y chocolate de Medinaceli. En el entorno se observa la fortaleza de la naturaleza a pesar de lo mal que la tratamos, los pinos jóvenes de repoblación se

EL RECORRIDO
Barranco de la Hoz del Rio Gallo: es un devenir de curvas y recodos cincelados por el tiempo, es una armonía de hoces con paredes verticales que llegan a alcanzar hasta 150 m. de altura con cuerpos de piedra rodeno (areniscas), en las que la erosión ha jugado hasta esculpir curiosas y caprichosas formas completando una imaginaria 'ciudad encantada'. Recordemos: a la entrada del desfiladero, la 'Cueva de las Herraduras', extraños símbolos grabados sobre el suelo, que para muchos tienen un significado religioso; la roca de 'la Virgen', maravillosa silueta natural representando a María; a la izquierda de la margen del río 'el Rey', voluminosa peña que imagina un monarca coronado; de nuevo en la orilla derecha, el 'Huso' y la 'Tinaja' , formaciones de conglomerados semejando estas figuras; son dignas de mención, la 'Corbetera', la 'Visera', sombra y monolito sobre el santuario; el 'Aljibe', etc.
MOLINA DE ARAGÓN: Molina es la capital natural de un extenso señorío, que mantuvo durante siglos su independencia y sus peculiaridades frente al poder de los reinos de Castilla y de Aragón. La villa alcanzó el rango de ciudad por su heroico comportamiento durante la guerra de Independencia.
Asentamiento celtibérico, del que existió un castro en el lugar que hoy ocupa el castillo, Molina fue ya independiente en tiempos del dominio árabe. Dividido el califato en reinos taifas. Tras la ofensiva de Alfonso VI en 1085, en la que toma Toledo, Guadalajara y todo el valle del Henares, Molina permanece aún cuatro décadas en poder musulmán, aunque sus reyes pagan tributo a Castilla.
Hacia 1129, el rey de Aragón, Alfonso I El Batallador, conquista definitivamente los territorios del alto Jalón, con Medinaceli y Sigüenza, y el enclave de Molina.
No permanece mucho tiempo esta tierra bajo dominio aragonés, pues lo cede el Rey a su esposa, doña Urraca de Castilla, y de ella pasa a su hijo, Alfonso VII, quien lo otorga a su vez a uno de sus nobles, don Manrique de Lara.
Bajo dominio de don Manrique, el señorío de Molina adquiere enorme importancia y llega a convertirse durante dos largos siglos en un pequeño estado propio, que sólo nominalmente rinde vasallaje a Castilla. También reconstruyó el antiguo castillo árabe, fortificó la villa y mando edificar numerosas iglesias. Modélico es el fuero que, en 1154, otorga don Manrique a la villa; y gracias a él, las antiguas tierras despobladas registran una enorme afluencia de gentes llegadas de muy diversos lugares, que convierten el señorío, ahora con un liberal gobierno comunero, en uno de los más prósperos de la región.
La independencia del señorío llegó a su fin a finales del siglo XIII, cuando la última señora, doña María de Molina, casó con Sancho IV de Castilla. La transición de los siglos XVII y XIX golpea a Molina como a otros lugares guadalajareños. Primero con los desastres de la guerra de Sucesión, que enfrenta a las Casas Reales de Austria y Francia y más tarde, con la guerra de Independencia.
En 1809, Molina padece un duro saqueo de las tropas napoleónicas al mando del general Suchet. Pero es un año más tarde cuando se provoca el gran incendio que destruyó buena parte de la ciudad y en el que ardieron más de seiscientos edificios. Finalmente, el brigadier Juan Martín El Empecinado logra expulsar a los franceses de la zona, aunque aún volverían a dominar Molina en 1812. Por el heroísmo de la villa y de sus habitantes, las Cortes de Cádiz concedieron el título de Ciudad a Molina.
DATOS DE INTERÉS GENERAL
Etapa 4: MEDINACELI - MOLINA DE ARAGÓN