Etapa 9: SOBRADO DOS MONXES - SANTIAGO
Ya cuando planificábamos el viaje pensamos que está última etapa fuese corta y cómoda, con el objetivo de llegar a Santiago con tiempo suficiente para disfrutar de pasear por la ciudad y al mismo tiempo poder confirmar el asunto de las cajas para embalar las bicis en el viaje de vuelta. La etapa tiene un perfil descendente aunque no exento del típico sube y baja rompepiernas que nos ha acompañado todo el viaje así como algún rampón corto pero exigente. El Camino del Norte real se encuentra con el Camino Francés en Arzúa, no obstante nosotros, para evitar en lo posible el encuentro con la riada de peregrinos del Camino Francés, tomaremos una variante que igualmente nos lleva al Camino Francés pero un poco más cerca de Santiago.
Aunque no tenemos prisa nos levantamos temprano como cada mañana, pero el pueblo todavía no ha abierto, así que tenemos que esperar un poco hasta que abre un bar donde poder desayunar. Nos embarga esa sensación agridulce del final de cada viaje, la satisfacción de llegar al final con la tristeza de que esto se acaba. Después de desayunar arrancamos tranquilamente, con la intención de saborear los últimos km de este extraordinario viaje. Las torres soleadas del Monasterio nos despiden de Sobrado dos Monxes.

Salimos de Sobrado por la AC-934, pero pronto la abandonamos para seguir por una pista asfaltada y cruzar el río Tambre por Puentepiedra. El camino sigue en línea recta y dejando a Vilarchao a la izquierda continúa hasta volver a encontrarse con la AC-934 a la altura de Peroxil y Castro. Cruzamos la carretera y nos vamos por la derecha, por una pista paralela hacia Froxa primero y después Madelos. Después de Madelos continuamos por la pista como 1 km para girar a la izquierda y en unos 300 mt desembocamos de nuevo en la AC-934 que la cogemos por la derecha hasta Corredoiras. Atravesamos la localidad y continuamos hasta la entrada a Boimorto donde abandonamos la carretera para atravesar el pueblo.

A la salida de Baimorto el Camino real baja hacia el sur por la carretera de Sendelle para encontrarse después con el Camino Francés a la altura de Arzúa.
Nosotros a la salida de Baimorto nos vamos por la derecha por la AC-0603. Durante unos 10 km la carreterita transcurre entre bosques y campos sin localidad alguna cercana, apenas nos encontramos en este tramo la Ermita de la Mota con una zona de recreo entre Boimorto y O Alto. En O Alto la AC-0603 se encuentra con la AC-0604 que baja en dirección sur, nosotros la cogemos por la izquierda durante unos metros para después abandonarla por la derecha por una carreterita en dirección Ferradal. Por una larga recta atravesamos Ferradal y continuamos en descenso para cruzar el río Mera, después picando hacia arriba llegamos a encontrarnos con la nacional N-547 y con el Camino Francés a la altura del caserío de Xen, unos 13 km más adelante de Arzúa.

A partir de aquí nos quedan unos 28 km hasta Santiago compartiendo el camino con una riada continúa de caminantes, un incordio mutuo, nosotros para ellos porque no llevamos timbre en las bicis y tenemos que avisarles de nuestra proximidad a gritos interrumpiendo su relajado caminar, y ellos para nosotros porque llevamos cientos de kilómetros pedaleando por caminos y carreteras solitarias. Pero en fin, esta es la idiosincrasia del camino, así que con el consabido saludo “Buen Camino”, vamos adelantando caminantes en dirección a Santiago siguiendo las indicaciones de las flechas amarillas.

No obstante, además de los caminantes, continúan acompañando nuestro nuestras rodadas los encantos de los bosques de eucaliptos y robles, los montes, los paisajes y los pueblos y aldeas como, Ras, Brea, Empalme, Santa Irene, A Rua, Pedrouzo, hasta encontrarnos con la Autovía, por cuyo lateral bordeamos el aeropuerto de Lavacolla y llegamos San Paio donde realizamos parada de avituallamiento. Ya con las pilas recargadas continuamos hacia Lavacolla, Vilamaior y San Marcos, en las inmediaciones del Monte do Gozo y su monumento conmemorativo de la visita del papa Juan Pablo II.
Tras la foto de rigor bajamos a las instalaciones del inmenso albergue de Monte do Gozo con la pretensión de sellar las credenciales, pero la cola que hay en recepción nos hace desestimar de dicho sello asi que continuamos nuestro camino en bajada hacia la ciudad de Santiago.
No teníamos reserva de hospedaje, pero cuando nos adentrábamos en el casco antiguo de Santiago, ya cerca de la Catedral, una señora llamó nuestra atención ofreciéndonos hospedaje, la acompañamos hasta un piso cercano que ella alquila por habitaciones. Tenía donde guardar las bicis y las habitaciones y aseos estaban bien, así que decidimos hospedarnos allí. Después de acomodarnos, duchaditos y ya vestidos de persona, rematamos el viaje en la Plaza del Obradoiro.
Teníamos toda la tarde por delante para disfrutar de la ciudad, recoger el diploma del peregrino, visitar la tienda de Ciclos Oliveira, para asegurarnos la disponibilidad de cajas para embalar las bicis, y por último darnos un homenaje de marisco como final de viaje. A la mañana siguiente todavía tuvimos tiempo de dar una última vuelta por la ciudad antes de irnos con las bicis a la tienda de Oliveira. Embalamos las bicis y nos fuimos a comer a un restaurante cercano antes de que Oliveira (exciclista profesional) nos llevase a todos, ciclistas y bicis, al aeropuerto con su furgoneta. Un 10 para la excelente atención y servicio de Oliveira.
Otra pegatina en la alforja, otro extraordinario viaje en el que hemos disfrutado enormemente, hemos tenido suerte y la climatología ha sido excelente. Salvo los problemillas con los frenos de Xisco y alguna ligera indisposición, no hemos tenido problemas físicos ni mecánicos. En definitiva un viaje inolvidable por una ruta absolutamente recomendable.